El amigo de mi padre me gusta, tonteo con Ă©l
Sentado en el sofá con Livia, Neeo no pudo evitar fijarse en el tatuaje que asomaba bajo su calcetĂn. No parecĂa algo propio de una tierna jovencita como ella, sino más bien de una chica mala y, más bien asĂ era, como no tardĂł en demostrárselo. Livia no querĂa que su padre se enterase de lo del tatuaje y para que Ă©l mantuviera la boca cerrada, pensĂł que lo mejor era abrir la suya, casi tanto como su dulce coñito. Neeo no pudo negarse, Livia podĂa ser muy insistente y, a pesar de su aspecto inocente, tenĂa una boquita sencillamente deliciosa y complaciente, casi tanto como su tierno sexo …