Aún es Navidad en el coño de Marie McCray
Dulce como una princesita Disney, la pelirroja Marie McCray le abre la puerta al pervertido Papá Noel encarnado por Johnny Sins, que esta vez hace metainterpretación: hace de masajista haciendo de Santa Claus cuando él es en realidad un fibroso semental siempre dispuesto al bombeo y lo único que busca es ensartar a la joven Marie. Y es que es ella la singular protagonista, siempre lo es: con cuerpo perfectamente rosado y sus grititos de postadolescente ahora se ha sumado a la moda —detestada por muchos, celebrada por mí; ya pasaréis por el aro, ya— de dejarse crecer el matojo a la entrada de la batcueva. En su caso, en un tono rojizo a-do-ra-ble.